En las corrientes mágicas, la energía sexual la reconocemos fuente de creación, puesto que la raza humana, al igual que la de la mayoría de seres vivos, nace del acto sexual. Entonces el acto sexual es un momento sagrado donde se experimenta el mayor nivel de placer que el cuerpo puede ofrecerte. Este placer lo tienes que conducir a través de los rituales que ejecutes en dicho acto, y llevarlo a la creación de tus propósitos.

Igual que puedes crear hijos con la energía sexual también puedes crear otras cuestiones que desees en tu realidad, como prosperidad, equilibrio, salud, y todo lo que puedas imaginar, pues la energía sexual contiene el mayor flujo de energía creativa empleado en la tierra.

Desde nuestra perspectiva, hay dos energías primarias en el universo. Una es el dolor y otra es el placer, y todas las demás como el amor, el miedo o la alegría, nacen de estas dos. Si nos damos cuenta, todos los seres vivos buscan lo que da placer, y huyen lo que genera dolor, tanto los seres humanos como el resto de animales y seres vivos.

Entendemos que el placer está relacionado con todo lo que da vida, mientras que el dolor está relacionado con todo lo que mata. De hecho, estamos convencidos de que el placer trae prosperidad, pues placer es lo que se siente cuando la realidad de alguien prospera en algún área. Si tu inteligencia, tu dinero o tu relación de pareja mejoran y prosperan, sientes placer y dicha, pero si en vez de prosperar se contraen y van hacia menos, es posible que sientas dolor y sufrimiento. Por lo tanto el placer está relacionado con la expansión y el dolor con la contracción de tu universo.

Por otra parte, la energía sexual le aporta ritmo a las ideas de la vida. Hace que el cuerpo acompañe con el movimiento a las ideas. Si observamos a las personas que tienen energía sexual, nos daremos cuenta que tienen movimientos corporales y se expresan con ritmo en el cuerpo. Mientras que las personas sin energía sexual se mantienen rígidas en los espacios, y esa rigidez les quita atractivo. Cuándo las áreas de tu realidad tengan energía sexual te darás cuenta, entre otras cosas, porque tú tendrás ritmo dentro de ellas.

Las religiones han enseñado siempre que el camino de la realización es el camino del sufrimiento, donde consigues tus propósitos a través de sufrir por ellos, y el sexo no es aceptado nada más que por cuestiones reproductivas. En esos lugares lo importante es reprimir tus poderes para conseguir el perdón del padre por un supuesto pecado que ni siquiera reconoces.

La magia, sin embargo, nos ha enseñado todo lo contrario, que el sexo es la mayor expresión de amor y energía creativa que tiene cualquier ser, y que es un honor usarlo en la creación de realidad y que la divinidad te acompaña cada vez que lo usas conscientemente. También nos ha enseñado la magia a llenarnos del mayor placer y gozo, porque así se construye una realidad armónica y prospera sin añadir esfuerzo ni sufrimiento. En la magia consideramos totalmente antinatural conseguir los propósitos sufriendo, pues la realidad se crea con placer, es el placer y no el sufrimiento lo que permite crear hijos, así ocurre con todo lo demás que quieres crear.

El sexo en la magia no se ve como algo románico que se tiene entre dos personas por una cuestión de afecto. Más bien, el sexo se entiende como la manera de mover el mayor nivel de energía que el cuerpo humano puede sostener, entonces lo que importa verdaderamente no es el acto sexual, ni el afecto que tengas a la persona con la que lo tienes, sino el resultado que se consigue a través de él.

En la magia tampoco hay una moral que defienda un tipo de sexualidad ante otra, simplemente se entiende que el sexo es un ritual que mueve la energía necesaria para cumplir los objetivos que se desean, y que cuanto mayor energía se ponga en esos deseos más rápido se van a manifestar.

Conclusión: Cuanto mayor placer seas capaz de experimentar, si tienes la conciencia para conducir este placer, tu vida se transformará en abundancia y prosperidad y entrarás a vivir en una felicidad profunda donde no habrá espacio para el sufrimiento.