Continuando con la serie de artículos sobre los cuatro elementos aliados en el mundo de la magia hoy nos dedicamos al Fuego, que tantas transformaciones propicia en nuestro planeta y nuestras existencias.

 El Fuego nos trae la luz iluminando la oscuridad y disipando las sombras, eleva nuestras declaraciones, purifica lo que ya no deseamos, transforma la materia y es un alquimista por excelencia. A partir de que el ser humano lo descubrió se produjeron todo tipo de cambios evolutivos y tiene que ver con el movimiento y el deseo, con la pasión.

 En nuestros rituales, es propicio reconocerlo y tenerlo presente a través de velas, y también es un elemento clave al momento de entregar ofrendas, al igual que la Madre Tierra, pues se asocial al Sol y al mundo sutil y divino, adonde podemos elevar nuestros propósitos.

El Fuego es un motor que propicia la unión, pues nos reunimos a su alrededor generando hogar y comunión. También representa la vida, y en cosmovisiones ancestrales como las orientales se considera que todos tenemos dentro un fuego vital que cuidar y alimentar para mantener la llama encendida.

 Por todo esto y más, agradecemos y reconocemos al Fuego por ser nuestro aliado en el camino.

 ¡Bendiciones!