Mucha gente le teme al vacío porque también representa el misterio y lo desconocido, y porque el ego suele taparlo con ruido -concreto o mental, por ejemplo- para que no entremos a ese estado meditativo que puede proporcionarnos enormes beneficios. Sin embargo, permitirnos indagar en él puede ser una fuente de ideas, sanación, energía y creatividad.

Todos los caminos de la magia y cosmovisiones ancestrales tienen en cuenta el vacío, pues de allí parte todo. Para relacionarte con él puedes practicar meditación, días de silencio o incluso ayuno, experimentando diferentes formas de vaciarte para ver qué información recibes.

Si aún no te animas a tanto, puedes empezar por evitar las redes sociales algunos días, o elegir realizar algunas actividades, como la limpieza de la casa o salir a caminar, sin ningún estímulo extra, como puede ser escuchar música.

 Entrar en vacío es un entrenamiento y todos tenemos la capacidad de alcanzar ese estado que trae revelaciones y nuevas ideas. Además, está comprobado científicamente que a nivel físico reduce el estrés, aleja el miedo y calma la ansiedad.