La humanidad está en un momento en el cual pasa por situaciones difíciles, situaciones que se perciben en forma de crisis. Ante esto se reciben muchas bendiciones de la divinidad, pues la energía divina entrega capacidades, poderes y abundancia, para que se resuelva la situación. Por eso podemos observar que en los momentos de crisis es cuanto más opciones de cambio hay, la gente cambia ante la adversidad, y con ello la sociedad entera. Esto es debido a que llega mucha luz de lo divino con el fin de que podamos construir el nuevo mundo, pero muy pocos seres humanos son capaces de recibirla.

La gran mayoría de los seres humanos no reciben la luz porque no se dan cuenta de está llegando, no la ven, y porque tampoco saben que hay un mundo lumínico de donde viene toda la energía al mundo material, para que se pueda realizar su deseo y evolución.

Esto hace que solo unos pocos sean los que reciben la luz y los que construyen grandes novedades y fortunas en la tierra, en muchos casos a consta de la ausencia de luz de todos los demás.

La luz llega cuando nos alineamos con el mundo, cuando percibimos su belleza nos empezamos a inspirar, y de la inspiración no de pensamiento, llega la energía divina en forma de ideas brillantes que resuelven la situación.

Ahora están llegando torrentes de energía divina y el mundo está cerrado en su propio miedo, siendo incapaces de verla y de tomarla. Sin embargo, si cada uno de los seres humanos decidimos tomar la luz que viene del cielo y entregársela a la tierra haremos un nuevo mundo.

Los humanos somos los receptores y dadores de luz de este planeta, tenemos que ser capaces de recibir la luz divina y entregársela a la tierra, Dios da y la tierra recibe y de esta manera se genera una conexión continua a través del ser humano, capaz de recibir y dar la energía.

Cuando te conviertes en un receptor de luz, te llega toda la abundancia, prosperidad, protección e inspiración del mundo divino. Para esto simplemente requieres conectar con el mundo entender que es parte de ti, y cuando estés en un estado de profunda presencia y dicha dices: “recojo la luz de dios y se la entrego a la tierra” “recojo la gratitud y alegría de la tierra y se la entrego a Dios”. Esto lo haces varias veces al día, y lo acompañas con la respiración imaginando que cuando respiras estás recogiendo luz divina y cuando espiras estás dándola a la tierra. También lo puedes acompañar con alguna ofrenda que le hagas a la tierra como azúcar, o arroz.

Cuanto más energía pase a través tuyo en forma de recibir y de dar mayor será tu abundancia y prosperidad, porque más flujo de lo infinito pasará a través de tu estructura finita y eso expandirá tus limites y te hará poderoso. La energía obedece a la imaginación y la visualización, simplemente haz esto y verás como crece tu poder.

También, aparte de tu beneficio personal, si suficientes seres humanos le pasamos energía divina a la tierra, la tierra automáticamente sube de vibración, los problemas colectivos se resuelven y entramos en un nuevo mundo.

Les animo a todos a contribuir con la elevación de la luz y la alineación entre los mundos que dará inicio a esta nueva era.